Muchas familias inmigrantes se mudan cada año a los Estados Unidos buscando entre otras razones la estabilidad política, económica y la seguridad que ofrece éste gran país. Lo que no se imaginan muchas de éstas personas as que la estafa no tiene bandera ni vergüenza y que pueden ser sus propios paisanos los que los estén esperando para darle una “puñalada económica” por la espalda. Así me escribía una de miss clientes:
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“Mi esposo, mis hijos y yo nos mudamos a los Estados Unidos hace apenas dos meses debido a la difícil situación económica de nuestro país. Como siempre hemos tenido negocio propio, decidimos comprar acá un negocio ya establecido para tener una fuente de trabajo e ingreso mientras revalidábamos nuestros títulos profesionales. A través de amistades y conocidos nos llegaron ofertas de algunos negocios en venta, entre ellos la venta de un restaurante de comida típica de nuestro país. Nos interesamos por éste ultimo y llamamos al dueño, Joaquín (nombre cambiado), quién nos citó para que fuésemos a almorzar al día siguiente, que conociéramos el restaurante y así hablar del negocio. Le pedimos que si podía nos viéramos ese mismo día pero nos dijo que solo podría al día siguiente. Asistimos mi esposo y yo al almuerzo y Joaquín se comportó may amable con nosotros, nos mostró el establecimiento, la cocina y a los empleados, quienes no tuvieron problemas en continuar trabajando bajo nuestra administración. Quedamos fascinados, todo lucía muy bien, muy limpio y había muchos clientes, sobre todo, personas jóvenes. El precio también era muy atractivo $150.000. Le pedimos ver copia de los registros fiscales del último año pero en ese momento no los tenía consigo. Nos dijo que igualmente los números eran muy bajos, pues ellos no reportaban todo lo que ingresaban para evitar pagar más impuestos. Le dijimos que lo pensaríamos, aunque ya estábamos decididos a comprarlo, y que nos reuniríamos al día siguiente para firmar el contrato de compra-venta y proceder al pago mediante transferencia bancaria. Salimos del restaurante y cuando caminábamos hacia nuestro vehículo, un joven pasó por mi lado y me dijo “no lo compren, es un fraude” y se fue rápido, casi corriendo. Se lo dije a mi esposo y ahora estamos en duda. Tal vez ese joven mintió pero si dijo la verdad queremos saberlo. Le pedimos a Joaquín que nos diera unos días más para tomar la decisión, de hecho cambiamos la cita para firmar el contrato de compra-venta para la siguiente semana, sin embargo él nos llamaba a cada rato para presionarnos con que había otras personas interesadas en comprarlo. Esto nos tiene estresados, pues por un lado queremos comprarlo y por el otro no queremos meternos en un problema. ¿Cómo podría usted ayudarnos?”.
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“Investigando, señora, investigando, encontrando la verdad, eso es lo que podemos hacer por usted, pues es eso lo que sabemos hacer”. Así de sencilla fue mi respuesta. Ella aceptó y de inmediato comenzamos la investigación.
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La estrategia de investigación consistiría en chequear los antecedentes del negocio y sus dueños, así como algunas operaciones encubiertas desarrolladas en el propio establecimiento para obtener más información. La verdad pronto salió a la luz. Para comenzar Joaquín no era el verdadero dueño, sino su padre, sin embargo era Joaquín quien lo administraba. Interesantemente el restaurante no tenía empleados registrados, pues todos los empleados que nuestro cliente había conocido el día de su visita eran familiares de Joaquín y se irían tan pronto se efectuara la venta y el traspaso. Joaquín y su padre compraron el restaurante en $200.000 y ahora lo estaban vendiendo en $150.000. Nadie vende un buen negocio a un menor precio del que pagó por el mismo originalmente. Si bien el establecimiento en sí mismo no tenía deudas, Joaquín y su padre habían adquirido varias deudas a nivel personal desde que compraron dicho restaurante. Las averiguaciones encubiertas confirmaron que el negocio no dejaba ganancias desde el principio y que cambiaba de dueño casi todos los años. A causa del mal negocio, Joaquín y su padre no se llevaban bien. Joaquín estaba forzado a vender el restaurante con urgencia y tratar de recuperar la mayor cantidad de dinero posible. Su estrategia de venta era fácil, cuando alguna persona se interesaba por comprar el establecimiento, Joaquín lo citaba a almorzar un día en específico y a continuación llamaba a varios amigos y compañeros de escuela de su hermana para que “actuaran” como clientes, a fin de vender la imagen de un negocio próspero, pero tan pronto los potenciales compradores se marchaban, todo volvía a la cruda realidad de un negocio fracasado. El restaurante no podría valer más de $70,000, según pudimos estimar, pero eso era muy poco para Joaquín, quién paso de preparar comidas a preparar un fraude, “vender gato por liebre”.
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Mis clientes quedaron satisfechos, sobre todo porque no perdieron sus $150.000. Seguidamente les pregunté: ¿Qué hubiese sucedido si ese joven no les hubiera advertido aquel día en el estacionamiento y nosotros no hubiésemos realizado la investigación? Su respuesta fue clara y concisa: “Hoy seríamos los dueños de un negocio en quiebra”.
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Cuando se trata de invertir, recuerde la regla de oro que dice: Desconfíe siempre. Es aquí precisamente cuando se recomienda el due diligence, la investigación debida.
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¡Cuídese del fraude, pero si necesita ayuda, búsqueme! Puede llamarme al 1-866-224-1245.
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May 2, 2016
By Private Detective Fernando Álvarez
DIARIO LAS AMERICAS
“Negocio en quiebra a la venta. Cuidese del Fraude”
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